martes, 25 de enero de 2011



Hace unos días tuve que viajar a Palma. En el aeropuerto por poco me dejan en pelotas, (y eso con el cuerpo que tengo podría haber herido la sensibilidad de algún viajero, vamos a ver señores no demos espectáculos lamentable, que bastante tienen los demás para soportar su carga).
Ya, en el avión, (es de los pequeños), todos sentados y la azafata comienza con las normas de seguridad que nadie atiende, porque un vuelo Ibiza-Palma, es casi como el autobús Parla -. Madrid. Se coloca el chaleco salvavidas, y a mi me da por pensar (no es que lo haga mucho, que las neuronas a ciertas edades hay que cuidarlas), es la misma demostración que hacen en un vuelo de Madrid – Sevilla. Entonces me pregunto, ¿es que en ese vuelo piensan “esmorronarse” en alguna piscina?, porque desde luego ya sería tener puntería, y para el que no sabe nadar morir por caída de un avión en una piscina de Toledo ahogado, tiene que ser el colmo de la mala suerte. Pero bueno de todo puede haber...
Con mi maleta en la mano entro en el baño. ¿Alguien ha intentado entrar en el baño de un aeropuerto con un abrigo, el bolso y una maleta?. Pues lo explico, primero entras de lado, haciendo que la maleta quede aparcada detrás de la puerta. Buscas la percha para colgar el abrigo y el bolso, pero ¡sorpresa! No hay percha. Doblo el abrigo cuidadosamente encima de la maleta, coloco el bolso, apenas queda espacio para la tarea que voy a realizar, ¡valor! Me digo, total tampoco se tarda tanto. Cuando estás en plena faena el bolso comienza a resbalarse y amenaza con caer al suelo, que por muy limpio que esté siempre es el suelo de un baño público, con lo cual una mano impide la caída, así que solo queda una libre para acomodar la ropa que permanece en las rodillas. Tarea ardua y complicada. Me coloco el bolso en el cuello, a modo de collar, (hay que aguzar el ingenio, si no estamos perdidas). Logro salir de allí con la sensación de haber estado en Chafarinas.
Muy dignamente, después de la batalla librada, salgo por la puerta, lo mismo que muchos pasajeros, (tampoco quiero significarme más y salir por una ventana, y eso que no hay ventanas en los aeropuertos).
Necesito tomarme un café, dada la hora temprana de la mañana el cuerpo me lo pide. Me dirijo a uno de los bares, y ¡se me enciende una lucecita!, ha comenzado la ley antitabaco y no podré tomarme el café con mi cigarrito...... como solución me dan un vaso desechable y con el vaso, el abrigo en la mano, la maleta y el bolso colgado del hombro salgo al aire libre para no cometer un cruel crimen contra la humanidad.
¿Encender un cigarro con viento?, difícil, pero si encima vamos cargados con todo imposible. Para hacer todo esto hay que ser muy organizada, yo me alegré de trabajar en oficinas y estar acostumbrada a la organización del material, y también gracias a los juegos del tetris, ¡dios que bien le habéis hecho a la humanidad! . primero poner el abrigo para llevar una cosa menos en la mano, café encima de la maleta, bolso entre las piernas, por eso de no dejarlo en el suelo que se va el dinero, vuelta el bolso al hombro, busca la cajetilla, coloca las manos a modo de para vientos, y ¡¡por fin!, encendido el cigarro, sin tirar el café que recojo de encima de la maleta.
Un sorbito, parada claro está, el aire es frío y me deja la nariz colorada, que debe de estar como la del payaso ese que va a las fiestas de los cumples. Estoicamente intento saborear mi café, que se ha quedado frío, es mi minuto de relajación. ¿He dicho relajación?, las afueras de la terminal puede ser de todo menos relajante. Un grupo bastante numeroso de alemanes (por su aspecto lo digo, eran grandes y hablaban raro, como en alemán o algo así), salen de unas de las puertas en tropel, siguiendo a un guía que llevaba un cartelito en la mano.
Y llegó el desastre. Un pequeño empujón, seguido de algo ininteligible y después de un “sorry” con acento gutural, y mi café estampado en el abrigo, encima de la maleta ,y en la nariz roja. Mi aspecto debía de ser patético, porque además se me quedo cara de tonta, no sabía si gritar, llorar, reir...
¿Qué hice?, lo que toda mujer hace sin perder la compostura, me limpié la cara con un Klenex, limpié un poco la maleta, me despojé del abrigo, aún a riesgo de pillarme un buen resfriado, y como si nada hubiera pasado fui al encuentro de la amiga que me estaba esperando.

3 comentarios:

Unknown dijo...

tan real, tan real que me ha parecido verme a mi misma...........
gracias marisa

Unknown dijo...

Siempre lo he dicho, el café sube la tensión, y el tabaco produce cáncer, hay que ir pensando en dejar de tomar café, y de fumar; Bueno también se puede dejar de viajar. Tú misma
P.D. No te sentiste un poco Mr Bean?

Anónimo dijo...

Divertido. Y además para ese día puede quedar muy bien.