MAÑANA SERÁ OTRO DÍA
Me
abandonaron las palabras, al igual que el sol abandona el día.
Dejándome tan solo el vacío de un blanco papel inerte y sin vida.
En
el universo, vagarán perdidos, cientos de personajes, esperando un
aliento, escondidos tras las estrellas, quemándose en el fuego de la
insignificancia, muriendo sin haber vivido.
Mientras
alguien busca en un baúl viejos libros carcomidos, para encontrar el
tesoro que una vez perdido, jamás logrará hallar.
Pasan
los días, las noches claras, las noches oscuras. Mientras el mar a
lo lejos murmura. No entiendo su poesía, y las olas arrancan arena
dejando estelas de blanca espuma. Pero mi alma no escucha, apagados
los sentidos, ciegos los ojos del alma, el corazón dormido.
En
los sueños aparecen las hadas del inconsciente, llevándome por
tortuosos caminos, sendas inexploradas. Veo el agua transparente,
vuelo sobre el valle, planeo sobre bajeles, encumbro las montañas
blancas de nieve virgen. Sale el sol, y su luz me ciega. Despierto
mas no recuerdo.
Esas
palabras que antes fluían esas frases compartidas, esas musas que se
fueron... ¿volverán algún día?
Y
la pregunta me tortura, mientras espero, pero es espera baldía.
¿Serán
esas luces de ciudad que a las estrellas apagan, o los ruidos
incesantes que no dejan escuchar los silencios? La respuesta es más
sencilla, la siento en las entrañas, forma parte de mí, sin
embargo, se mantiene encerrada en los abismos, negándome una y otra
vez la llave para llegar a ella.
Oigo
el viento furioso golpear las ramas del árbol cercano. Sus hojas
entrechocando lanzan quejidos ahogados. Negras nubes amenazan
tormenta. El cielo oscuro se ilumina y veo el rayo caer a lo lejos,
salgo fuera esperando el agua purificante de la lluvia, para empapar
el rostro, para sentirme viva.
Disfruto
del olor a tierra mojada. Poco a poco llega la calma al atormentado
espíritu.
Mañana
uniré más sílabas, enlazaré ideas. Hoy cerraré los ojos para
poder ver, conoceré la respuesta, evocaré los olores conocidos, los
sonidos familiares, los afectos de la infancia. Hoy dormiré el sueño
placentero, para vaciar mis labios y llamar a aquellos que esperan
jugando en el universo de los placeres perdidos.
Mañana
llegaré al paraíso de los sentidos. Compartiré el gozo encontrado
y sangraré escuchando los avatares que la imaginación me preste.
Dejadme,
pues, que hoy duerma para despertar otra vez. Mañana será otro día.