jueves, 8 de abril de 2010


Otra vida


Dormía la tarde entre sábanas de niebla.
Lanzaba el faro su monótona señal, aviso para navegantes en un mar de plata en calma total.
Húmedas las ramas de árboles, erguidos sus troncos al cielo, gotas de agua en sus hojas perennes.
La ciudad, entre nubes diluida, desaparecía en la nada, preparada para dormir en el eterno vacío.
En la vieja mecedora, frente al hogar donde ardía un leño, con la mirada perdida en las ascuas ardientes, ella recordaba los años pasados, amores olvidados, días estériles de trabajo llenos, maternidad frustrada y jamás deseada.
Todo lo había dejado por un sueño que resultó baldío .
La esperanza perdida, seco el corazón como sus manos, de fina piel, arrugadas, no tuvo espinas porque nunca se acercó a una rosa.
Ahora, en el invierno de la vida, no le quedaban lágrimas porque nunca aprendió a llorar.
En la repisa, detrás, donde ahora no podía ver, títulos enmarcados, premios, fotos, sonrisas disfrazadas, días llenos de actividad, teléfonos que suenan incesantemente, citas continuas, la casa llena de personajes variopintos, el fax escupiendo papel, ruidos, voces.
Ahora el silencio, roto por las llamas devorando la madera. Nada para hacer, nadie a quien esperar. Una vida de papel que un golpe de viento se llevó.
Cerró los párpados, imaginando quizás, vio otros caminos, otras sendas. La soledad le oprimía el pecho, la soledad...su única compañera.
Deseó haber vivido de otra manera, llorar, reír, amar. Ya no esperaba nada porque en nada creía, ni el dulce sopor de la muerte deseaba.
La tarde se diluyó al igual que la arena del reloj se escurre. Cerró el manto la noche de estrellas invisibles.
Creó la luna, filtrándose a través de la niebla, falsa esperanza de amanecer prematuro.
El silencio se hizo espeso, las llamas en brasas convertidas, crujiendo la madera al compás del balancín .
De nuevo cerró los ojos, esta vez para no abrirlos y dormir fundiéndose en el firmamento.
Sintió la paz anhelada, la luz al fondo, un llanto (el suyo).
- Es una niña – oye decir, y comienzan a borrarse los recuerdos.
El último pensamiento, se ha cumplido el deseo.
De regalo una vida entera. Una vida para sufrirla, amarla, para vivirla.

martes, 6 de abril de 2010

no existencia


Cuando el halcón no contesta a la llamada ni acude al cebo de la carne, el mal tiempo se avecina.
Algo ocurrirá y será de gran magnitud. Este hecho alterará los esquemas establecidos y dará paso a un nuevo orden ,regido de manera transitoria, opaco en los planteamientos y parco en palabras.
La sorpresa inicial dejará paso a la más profunda indignación, ello dejará un rastro de sangre, odio y venganza. Las nuevas generaciones se rebelarán contra los principios establecidos.
Nadie vencerá.
Las especies será aniquiladas. La raza humana desaparece.
El planeta ensangrentado, teñidos de rojo sus océanos se fundirá en el sol, traspasándole siglos de luchas, masacres, infamias, terror...
Se expande al sol la sangre de los asesinados que gritan con ella su injusticia.
La gran estrella, engullidos sus planetas, siente frío en el núcleo. El frío de millones de voces gritando, plegarias no escuchadas, almas en purgatorios, rota la virginidad de la galaxia.
Se pierde en el infinito del agujero negro. ¡Triste estrella de hielo!. Descansará el fuego de tanto desatino hecho.
Ya no es lo que antes era, ya no existe la existencia misma. Ya no hay tiempo que comparar pueda.
Ni la misma negación queda, el universo entero desaparece.
Ni negro ni blanco, sin tiempo ni espacio.
Si no existe, si no soy ¿quién configura este trazo?.



Marisa Martín