lunes, 15 de febrero de 2010


Fuera la nieve seguía cayendo con fuerza, seguramente el pueblo quedaría aislado al menos un par de días.
Por alguna extraña razón ya no importaba, habían llegado allí con los sueños rotos, y las ilusiones perdidas, engullidos en la vorágine de la ciudad, del trabajo.. necesitaban un poco de tranquilidad, y viendo caer los copos blancos, parecía que el tiempo se había detenido.
Lo único verdaderamente importante en estos momentos eran ellos. Muchos obstáculos a lo largo del camino, en su vida en común, espinas que lograrón herir y muchas veces sangrar los corazones. Por esto se habían congelado, instalados en la rutina el alma se adormeció. Mejor no pensar, mejor no actuar, mejor ver pasar la vida a través de la ventana.
Sin embargo todo termina, y esa rutina se vió, de pronto, rota, la vida se abre camino, y nos sacude para hacernos salir de la crísalida en la que nos hemos refugiado.
La hora de "vivir" había llegado. Y para ello tendrían que buscar el rumbo que habrían de tomar sus vidas. Quisieron hacerlo juntos, pero sin las garantías suicientes de que el camino que escogerían fuera solo uno.
Prepararon la cena entre los dos, ¡cuanto tiempo había transcurrido desde la última vez que trasteaban juntos en la cocina!, antes les gustaba hacerlo.
Cenaron en silencio, sus miradas se encontraban, el hielo comenzaba a derretirse.
Una vez hubieron terminado, se sentaron con una copa de vino en las manos, delante de la gran chimenea del salón, contemplaron largo ratos las llamas que se balanceaban, cambiaban de color, ascendian...Una lágrima furtiva asomó a los ojos.
El vino relajó los sentidos, el calor abrigó los cuerpos, las palabras comenzaón a fluir.

viernes, 12 de febrero de 2010

La carretera comenzó a cubrirse de nieve, el coche avanzaba lentamente, si no llegamos pronto habrá que poner las cadenas y ninguno tenemos demasiada experiencia. Manuel asintió con la cabeza. Volvió el silencio dentro del vehículo.
Un fin de semana para arreglar muchos años de rutina, 3 días por casi 30 años. eran demasiado jóvenes, seguian queríendose, pero la rutina se había apoderado de sus vidas, por la noche sentados frente a un televisor, por el día malhumorados con el esceso de trabajo, los problemas cotidianos, los pagos a relizar, los hijos.. en fin esas pequeñas rutinas que acaban con ilusiones y sueños. La idea de venir al pueblo donde sus abuelos aún conservaban la casa. Un pequeño pueblo en la montaña, pocos habitantes, demasiado pocos en invierno, tranquilidad, desconcexión.
Alcanzarón la entrada del pueblo cuando la nieve caía con más intensidad, subieron por la calle principal, torcieron a la derecha y allí en lo alto apareció la casa de piedra. La habían reformado, totándola de comodidades tanto para el invierno como para el verano. Sus padres pasaban allí algunas temporadas, pero ella tan solo había estado en contadas ocasiones, alguna celebración, algún fin de semana en verano cduando iban sus hermanas, pero nunca habían ido ellos dos solos. ¿para qué?, le había dicho Manuel, no hay nada, allí nos aburriremos. Ella había asentido, pensando que tenía razón. ¿que harían los dos solos allí?, para vel la tele podían hacerlo sin moverse de casa. Sin embargo ahora era distinto, los últimos acontecimientos les habían hecho recapacitar y decidieron darse otra oportunidad, cambiar algunos hábitos aunque solo fuera durante unos días. Seguian queríendose, pero tendrían que averiguar si aún estaban enamorados.
Descargaron el coche, maletas, bolsas y comida... Lo prmero que hicieron fué encender la calefacción, buscaron la leña cortada que siempre guardaban, y encendieron la chimenea.
-Mientras se calienta un poco la casa demos un paseo, propueso Manuel,
- Si, pero espera que me abrigaré bien, y ponte las botas, aqui la nieve cuando cae enseguida se se queda en el suelo y con bastante altura, vayaos a pasear antes que llegue el hielo.
Con el frío en la cara, salieron los dos, los copos resbalaban por los anoraks, sin apenas darse cuenta se coogieron de la mano, con los guantes puestos los dedos no podían entrelazarse, así que él paso su brazo por los hombros y ella le corespondío por su cintura.
Recorrieron la calle mayor, bajaron hasta el riachuelo que discurría bajo un peuqeño puente de piedra, escucharon su murmullo, ningún otro sonido, tan solo una melodía hecha de agua y murmurllo de ramas balanceándose al son del viento.
la nieve se convirtió en ventisca y decidieron volver a la casa antes de que el camino se hiciera impracticable.
Apenas habían hablado, pero se sentian cerca uno del otro. tuvieron que aligerar el paso el viento aumentaba su fuerza y la nieve se clavaba en sus rostros cual pequeñas lanzas.
Abrieron la puerta apresuradamente, y se precipitaron al calor del fuego.

...continuará...

sábado, 6 de febrero de 2010

una sonrisa al despertar

He leído el comentario de anónimo que dice "nunca estamos solas". Tienes razón, no lo estamos, y además necesitamos saber que alguien se preocupa de nosotras.
el título es una pregunta, pregunta que tu has respondido con muy buen criterio. Sin embargo a veces nos encontramos tan abrumadas que sí necesitamos de esa soledad, porque nos hemos perdido por el camino, porque solo hemos estado pendientes de las necesidades de los que nos rodean, todos han de sentirse felices y en ese camino perdemos nuestro rumbo, nuestra propia búsqueda. Es entonces cuando hemos de parar, recapacitar y volver a encontrarnos con nuestro yo interior.
Por otra parte hoy quería reflexionar sobre la utilidad del pensamiento positivo.
Como habeís visto he estado unos días alejada del bloc. Pero he vivido algunas experiencias que si me gustaría poder comentar.
He conocido personas que se repliegan en si mismas, que no creen en sus propias fuerzas, a las que el dolor paraliza por completo, personas que no ven más alla de su propia existencia, el miedo se apodera de su cuerpo y no saben hacerle frente.
Tambien he conocido personas positivas, que intentan hacer de su vida y de la de los demás un día soleado, personas que buscan el arcoiris tras la tormenta.
Me he encontrado a mi misma buscando esa positividad, después de mucho tiempo deseándolo, y cayendo una y otra vez (y las que vendrán, claro), en algunos momentos lo he conseguido.
La fuerza está dentro de nosotros, la energía también, solo depende de nosotros mismos si queremos usar energía negativa o positiva.
Veamos, cuando nos compadecemos de nosotros mismos una y otra vez, pensando lo mal que nos va todo, todos los problemas se acumulan....y un largo etcétera, solo conseguimos ser infelices.
Ahora bien, los mismos problemas, las mismas soluciones, de manera positiva pensando que esto o aquello se solucionará, deseándolo y trabanjando por ello, buscando siempre las enseñanzas que nos deja cualquier situación, hará que nuestro corazón se recupere mucho más rápido de cualquier varapalo.
Además la energía positiva puede beneficiarnos a nosotros y a los que nos rodean, ya sabemos cual poderoso puede llegar a ser el cerebro. Miles, millones de pensamientos positivos podrán cambiar y beneficiar a nuestro planeta.
Para terminar sin hacerme más pesada aún, no pierdes nada con ser positiva, si crees en la energía bien, si no crees en ella al menos tu estarás un poco más felid al levantarte.
No pierdas el tiempo pensando que algo malo va a ocurrir, la vida ya se encargará de traernos esos malos momentos, de hacernos llorar y a veces las lágrimas serán de sangre y el corazón se encogerá.
Por eso vive el momento buscando la felicidad del instante, esas olas que te murmuran en la orilla, la brisa que acaricia el rostro, el tibio sol del invierno, las estrellas en la noche, aquella conversación con amigos o la caricia de tu pareja.
Esos instantes nadie podrá arrebatártelos, y siempre perduraran en el recuerdo.